miércoles, 12 de noviembre de 2025

Clamor de ángeles

 


De Bill C. Davis

Hay obras que, sin alzar demasiado la voz, logran abrir en el espectador un eco profundo. Clamor de ángeles pertenece a esa estirpe: una comedia dramática que se atreve a hablar de la fe desde el conflicto, la duda y la necesidad humana de verdad. Lo que podría ser un simple encuentro entre un sacerdote y un joven seminarista se convierte en un duelo espiritual, una danza entre la obediencia y la revelación, entre la palabra institucional y la palabra del alma.

Las actuaciones de Jorge Sánchez Mon y Franco Mosqueiras sostienen con precisión el pulso de una historia que no se queda en el púlpito: baja al cuerpo, a la respiración, a la emoción que no se predica pero se siente. Es en la dirección general de Ana Padilla donde la pieza encuentra su vuelo más alto. Padilla logra transformar el teatro formal en una coreografía viva, donde cada desplazamiento, cada silencio, parece obedecer a un ritmo interior. La escena se vuelve una misa laica, una liturgia estética donde los personajes rezan con el cuerpo.

El vestuario de Sánchez Mon aporta una delicadeza visual que subraya el contraste entre lo sagrado y lo cotidiano: el hábito se mezcla con la ropa de entrenamiento, el dogma con la duda, la fe con la carne. La escenografía de Leonardo Altamirano, minimalista y sugestiva, traza un espacio que respira —una iglesia, un confesionario o el interior de una conciencia— iluminado con maestría por Fernando Díaz, cuyas luces completan el lenguaje visual con una poética que oscila entre la penumbra del recogimiento y la claridad de la revelación.

Clamor de ángeles no busca convencer, sino conmover. No impone, propone. No juzga, escucha. Es una obra de una belleza contenida, de esas que hablan de Dios sin nombrarlo, que interpelan sin levantar la voz, que invitan al espectador a mirar hacia adentro, hacia ese lugar donde quizás todos —creyentes o no— conservamos un pequeño clamor que todavía busca alas.

Una pieza excelente, no panfletaria y profundamente poética, donde el humor se vuelve humanidad y la fe, un acto de coraje. ¡Excelente! (Meche Martínez)

#Teatro #Crítica #ClamorDeÁngeles #AnaPadilla #JorgeSánchezMon #FrncoMosqueiras #TeatroIndependiente

 

Actúan: Franco MosqueirasJorge Sánchez Mon

Vestuario: Jorge Sánchez Mon

Escenografía: Leonardo Altamirano

Diseño de luces: Fernando Diaz

Operación de luces: Ariel Irratti

Fotografía: Fernando Lendoiro

Diseño gráfico: Fernando Lendoiro

Asistencia de dirección: Carlos Fernández

Community Manager: Silvio Rodríguez Molina

Producción ejecutiva: Coco Producciones TeatralesCoco Producciones Teatrales

Dirección: Ana Padilla

PATIO DE ACTORES
Lerma 568 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4772-9732
Web: 
http://www.patiodeactores.com
Entrada: $ 17.000,00 - Sábado - 20:00 hs - Hasta el 22/11/2025
Sábado - 20:00 hs - 29/11/2025

 

domingo, 9 de noviembre de 2025

Yo no soy Frida

 


“Yo no soy Frida”, escrita y dirigida por Flor Berthold, cuenta el triángulo amoroso entre Frida Kahlo, Diego Rivera y Cristina Kahlo, hermana menor de la pintora. Con humor, una puesta surrealista y una atmósfera que oscila entre la vida y la muerte, la obra presenta dos realidades: la del presente —con los intérpretes encarnando a los personajes— y la del pasado, donde esas mismas almas reviven una y otra vez su drama. En el Día de los Muertos, los tres regresan para contarnos su historia, marcada por la infancia, el accidente que cambió la vida de Frida, los secretos, el arte, el amor y la traición. Lo que se despliega en escena es un ritual poético donde los fantasmas buscan sanar sus heridas, pintar sus ausencias y redimir el deseo.

Hay funciones que quedan grabadas en la memoria por la emoción que despiertan y por el privilegio de presenciar un hecho artístico único. Así fue la noche en que Olivia Espeche, quien hasta entonces se desempeñaba como asistente de dirección, asumió el desafío de reemplazar a una de las protagonistas. Lo que sucedió en escena fue un verdadero acto de entrega, pasión y talento. Olivia brilló con una presencia arrolladora: una actriz que no interpreta, sino que habita el escenario. En su sangre corre arte, eso es evidente, pero lo más admirable es que ha sabido construir su propio camino con una autenticidad que conmueve. Hija de una gran tigresa, sí, pero dueña de una voz propia que ruge desde el alma.

Su interpretación fue intensa, precisa, cargada de sensibilidad y fuerza expresiva. Cada gesto, cada palabra, tenía el peso justo de quien entiende el oficio con cuerpo y espíritu. Fue un placer y un privilegio verla en escena, regalándonos un momento que trascendió la anécdota del reemplazo para convertirse en un acontecimiento artístico.

Junto a ella, Braian Ross y Mavy Yunes componen de maravillas sus personajes de Frida Kahlo y Diego Rivera. La potencia, la entrega y la química entre ambos logran dar vida a una historia que arde de colores, contradicciones y belleza. Ambos despliegan un trabajo espléndido, pleno de matices y emoción.

La dirección de Flor Berthold sostiene con inteligencia, sensibilidad y una mirada estética precisa esta puesta donde el arte, el amor y la creación se entrelazan como pinceladas que dibujan un universo propio.

Una función que quedará en la memoria, no sólo por la historia de Frida y Diego, sino por el arte que vibra en cada intérprete, en cada escena, en cada mirada. (Meche Martinez) 

Dramaturgia: Flor Berthold

Actúan: Braian RossOlivia EspecheMavy Yunes

Músicos: María Paula Torre

Diseño de vestuario: Cecilia Onorato

Diseño de escenografía: Cecilia Onorato

Diseño De Sonido: Javier Yunes

Música original: Javier Yunes

Diseño De Iluminación: Mauricio Casaretto

Asistencia de dirección: Olivia Espeche

Prensa: Cecilia Gamboa

Producción ejecutiva: Marcela Villaflor Piazzolla

Producción general: Coyita Producciones

Dirección: Flor Berthold

EL GRITO
Costa Rica 5459 
(mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Web: 
https://www.instagram.com/teatroelgrito/
Viernes - 20:00 hs - Hasta el 14/11/2025

 

martes, 4 de noviembre de 2025

El paraiso perdido


Hay obras que no se ven: se atraviesan.
El paraíso perdido de César Brie pertenece a esa estirpe de teatro que no se deja mirar desde afuera, porque nos incluye, nos llama por el nombre y nos sienta en la mesa de los recuerdos. Diez años después de su estreno, volver a verla en Dumont 4040 no fue solo presenciar una función, sino asistir a una ceremonia. Una celebración y un homenaje a ese lenguaje tan propio, tan Brie: entre la poesía y la herida, entre la ternura y la intemperie.

La obra pregunta —como si esas preguntas no tuvieran nunca una sola respuesta—: ¿Dónde están los paraísos perdidos? ¿Quiénes los habitan? ¿En qué parte del cuerpo los cargamos? Y es ahí donde la puesta se vuelve luminosa: en ese intento de buscar lo que ya no está, pero todavía duele. En esa danza entre lo que recordamos y lo que inventamos para poder seguir.

El escenario —una pista de baile o el patio de una casa donde se amó, se lloró y se creció— es territorio de evocaciones. Fragmentos de familia, retazos de tiempo, miradas que reconstruyen una identidad colectiva, la de una generación que conoció el paraíso y la pérdida. Los cuerpos narran, confiesan, se acercan; cada gesto parece decir que la memoria no se apaga, que sigue ahí, esperando ser dicha una vez más.

Brie consigue, con la delicadeza que lo caracteriza, unir lo íntimo con lo universal. Su teatro, tan personal, tan humano, tiene algo de rito antiguo: se sale de la sala con la sensación de haber tocado una verdad. Una verdad frágil, pero cierta.

El paraíso perdido es una obra muy hermosa, muy angelada, a pesar de su crudeza. Un teatro que abraza mientras duele, que ilumina las grietas y nos recuerda que, a veces, el paraíso no se perdió: solo cambió de lugar. (Meche Martinez)

#ElParaísoPerdido #CésarBrie #TeatroIndependiente #CríticaTeatral #Dumont4040 #TeatroArgentino #LaMagiaDeProbar #TeatroQueAbraza

 

Intérpretes: Juana Banchoff TzancoffAbril ColletSofía DiambraEugenia FloritSebastian GuiGabriela LedoMicaela LifschitzBlas NielsenIgnacio OrregoAlejandro ParenteLiza Karen Taylor

Vestuario: Juana Banchoff Tzancoff

Música original: Pablo BrieMatías Wilson

Fotografía: Soledad LareoGabriel Riesco

Arte Gráfico: Alejandro Osses

Asistencia artística: Flor Micha

Director Repositor: Gabriela Ledo

Prensa: Carolina Alfonso

Dirección: César Brie

DUMONT 4040
Santos Dumont 4040 
(mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Web: 
http://instagram.com/dumont4040
Entrada: $ 23.000,00 - Domingo - 16:00 hs - 16/11/2025

 

Mordida

En Mordida, Pablo D’Elía construye una trama que indaga con sutileza y profundidad en los pliegues de la identidad y los vínculos. Dos hermanos, Lucas y Mora, en su afán por hallar inspiración para su proyecto cinematográfico, se topan con Carolina, una joven que participa en el casting para el papel principal y despierta en ellos —y en la propia historia— una serie de interrogantes sobre el ser y el parecer, sobre la actuación dentro y fuera del escenario de la vida.

Paralelamente, Joaquín y Paula atraviesan una crisis que desnuda las tensiones del amor, del deseo y de la comprensión mutua. Este contrapunto entre los hermanos y la pareja ofrece un espejo doble donde la búsqueda artística y la emocional se entrelazan, revelando que toda creación, en el fondo, es también una forma de exponer las propias heridas.

El elenco —Ananda Li Bredice, Pablo D'Elía, Julieta Greco, Marcos Ribas y Agostina Inella (la jovencita hizo torazo maravilloso) —  sostiene con gran verdad cada escena. Hay entrega, escucha y una organicidad que potencia la verosimilitud del texto. La dirección del propio D’Elía es precisa y sensible: respira con los actores, les da espacio, ritmo y densidad emocional.

Mordida es una obra coherente, íntima y profundamente humana. D’Elía reafirma aquí un teatro que valora los lazos reales, que ilumina las zonas más frágiles de los vínculos y las convierte en materia poética. Una propuesta que muerde justo donde duele… y ahí mismo, conmueve. (Meche Martínez)



#TeatroIndependiente #Mordida #PabloDElía #CríticaTeatral #AnandaLiBredice #JulietaGreco #MacarenaSuarez #MarcosRibas #TeatroArgentino

Dramaturgia: Pablo D'Elía

Actúan: Ananda Li BredicePablo D'ElíaJulieta GrecoMarcos RibasMacarena Suarez

Diseño de vestuario: Daniela Dearti

Diseño de escenografía: Antonela Fucenecco

Realización de escenografia: Mariano Salvador CastilloAntonela Fucenecco

Redes Sociales: Sofía Puchulú

Música original: Francesco Piubel

Diseño De Iluminación: Lucas Orchessi

Asistencia de dirección: Sofía Puchulú

Dirección:  Pablo D'Elía

PATIO DE ACTORES
Lerma 568 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4772-9732
Web: 
http://www.patiodeactores.com
Entrada: $ 17.000,00 - Viernes - 20:00 hs - Del 14/11/2025 al 21/11/2025

 

 

Premios Hugo 2025



Por Meche Martínez

Los premios existen, dicen, para reconocer lo mejor. Pero en el fondo, sospecho que son una excusa más humana y luminosa: reunirnos. Aplaudirnos. Mirarnos de cerca. Confirmar que seguimos siendo parte de una misma familia de locos que creen en el arte como salvación.

Los Premios Hugo son la gran fiesta del teatro musical argentino. Nacieron para abrazar a una comunidad inmensa de talentos: actores, cantantes, coreógrafos, músicos, técnicos, soñadores. Y aunque no es el género que más frecuento —yo, más amiga del texto que del tap— debo reconocer que allí hay una energía difícil de describir: una mezcla de destreza, entrega y pasión que contagia, incluso a los más literarios del clan.

Los premios, en general, nos regalan ese momento en que alguien nos señala, nos distingue, y por un instante creemos que todo el esfuerzo valió la pena. Nos permiten agradecer en voz alta —a los que están, a los que partieron, a los que fueron el motivo o la excusa— y que esas palabras, dichas entre lágrimas y luces, queden resonando en la tierra o se eleven hasta el cielo.

También nos regalan la posibilidad de usar ese vestido guardado “por si acaso”, de abrazar sin apuro, de encontrarse con colegas y amigos con quienes casi nunca hay tiempo para brindar. Y de paso, de sentirnos, aunque sea por una noche, en los Oscar de nuestra propia película.

Por supuesto, uno siempre piensa que algunos premios son más merecidos que otros, que ciertos nombres faltaron, o que los empates deberían haber sido muchos más. Pero así son los premios: una mezcla de justicia, emoción y subjetividad, condimentada con un poquito de azar y bastante afecto.

Anoche, en el Teatro Coliseo, lo que más se respiraba era alegría. Esa alegría genuina de los artistas cuando saben que, más allá del resultado, forman parte de algo que los trasciende. Y eso, me parece, es el verdadero premio.

(Meche Martínez)

 

viernes, 17 de octubre de 2025

“El Debate”:

 

Cuando la historia vuelve a hablar

Hay obras que logran mucho más que representar un hecho histórico: logran hacerlo latir otra vez. “El Debate”, dirigida con precisión y sensibilidad por Manuel González Gil, es una de esas piezas que trascienden el escenario para transformarse en un documento vivo, un espejo que refleja las cicatrices, los desencuentros y las pasiones de un país que sigue debatiéndose entre su pasado y su porvenir.

El texto recrea el cruce histórico entre Agustín Tosco y José Ignacio Rucci, dos líderes sindicales que, desde sus diferencias, simbolizan las tensiones profundas del movimiento obrero argentino y de la sociedad toda. Pero lo que sucede en escena va más allá de la reconstrucción: es una experiencia teatral inmersiva y conmovedora, donde el eco de aquellos discursos resuena con una fuerza casi física, recordándonos que la historia nunca deja de repetirse, que el debate sigue abierto, y que cada palabra tiene el peso del presente.

Enrique Dumont, tan parecido a su padre que emociona, logra una composición que conmueve desde la verdad. Su interpretación tiene el pulso exacto de quien encarna la herencia, pero también la transforma. Cada gesto, cada mirada, cada silencio suyo tiene una profundidad que toca fibras íntimas. Hay en su actuación una mezcla de respeto y rebeldía, de memoria y reinvención. Es imposible no pensar —y sentir— que su padre estaría orgulloso.

Gabriel Rovito, por su parte, compone un Tosco de una potencia estremecedora. Su trabajo es físico, intenso, pero también lleno de humanidad. No hay caricatura ni solemnidad: hay vida. Rovito logra que Tosco vuelva a caminar entre nosotros, con su ética, su pasión y su dolor. Es un trabajo brillante, cargado de verdad y compromiso, que deja huella mucho después de que caiga el telón.

Cada palabra en esta obra se vuelve dura, profunda, increíblemente actual. En un contexto donde las tensiones sociales y políticas parecen no haberse disuelto del todo, “El Debate” no solo mira hacia atrás: nos mira de frente. Nos desafía a tomar partido, a reflexionar cuánto hemos aprendido —o cuánto hemos olvidado— desde aquel primer encuentro de 1973.

“El Debate” no es solo una obra. Es una conversación con la historia, un llamado a la memoria y, sobre todo, una advertencia. Nos recuerda que las heridas abiertas del pasado no se cierran sin diálogo, y que la polarización sigue siendo uno de los grandes peligros de nuestro presente.

Este espectáculo confirma que el teatro puede ser, todavía, un acto político, emocional y profundamente humano. Porque “El Debate” no se ve: se siente. (Meche Martínez)

 

Autoría: Manuel González Gil

Actúan: Joselo BellaMiguel Angel CoreSebastián DartayeteEnrique DumontFrancisco González GilGabriel Rovito

Vestuario: Claudio Hock

Escenografía: Lula Rojo

Redes Sociales: Sabrina Silva

Música: Martin Bianchedi

Diseño De Iluminación: Manuel González Gil

Producción ejecutiva: Marcelo Francia

Producción: Mym

Dirección: Manuel González Gil

Teatro El Tinglado, Miércoles 20:30 hs

 

lunes, 13 de octubre de 2025

Cyrano de Bergerac en Gira

 


Hay algo profundamente hermoso en ver cómo un clásico sigue respirando entre nosotros, cómo el teatro sale de los templos y camina por los barrios, las provincias, los auditorios, sin perder su alma. Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand en traducción y adaptación de su director Willy Landin y con Gabriel “Puma” Goity al frente, logra ese milagro: llevar la poesía, la pasión y la herida del héroe hasta el corazón de la gente, sin artificios, sin solemnidades, pero con una teatralidad intacta, brillante, conmovedora.

Lo que sucede en el escenario es una comunión entre lo antiguo y lo vivo. La dirección —sensible, precisa, sin alardes— deja que el texto respire, que los cuerpos digan lo que la palabra no alcanza. Nada sobra, nada falta. El vestuario, la escenografía y la música dialogan con naturalidad, sin imponerse, dejando que la historia se despliegue con una frescura que hace olvidar los siglos que la separan de hoy.

El Puma Goity compone un Cyrano tan humano como trágico: su verbo es arma y refugio, la nariz, emblema y condena. Su interpretación combina humor, melancolía y una ternura feroz. Frente a él, y con ese gran equipo de artistas como y lo acompañan María Abadi, Mariano Mazzei, Ricardo Cerone, Daniel Miglioranza, Larry de Clay, Fernando Lúpiz, Pablo Palavicino, Hernán Jiménez entre otros artistas destacadísimos.  El amor, la guerra, la amistad, el sacrificio: todos los temas, siguen siendo nuestros abrazados y con dirección artística de Dolores Ocampo quien suma mucho a la magia y sensibilidad de esta pieza teatral. 

En el Auditorio de Belgrano, lleno hasta el último asiento, se sintió eso que solo el teatro puede producir: la respiración colectiva, el silencio expectante, y al final, la ovación de pie, como un abrazo y hasta la arenga de cancha pero en teatro. 

Es un placer ver un clásico que no envejece porque quienes lo hacen lo habitan con verdad. Cyrano de Bergerac sigue siendo, en esta versión, un espejo de lo que somos: los que amamos a destiempo, los que escribimos desde el anonimato, los que luchamos con palabras en medio del ruido.

Y ahí, en escena, el teatro sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: recordarnos que estamos vivos. Excelente! (Meche Martínez) 


Clamor de ángeles

  De Bill C. Davis Hay obras que, sin alzar demasiado la voz, logran abrir en el espectador un eco profundo. Clamor de ángeles pertenece ...