lunes, 13 de octubre de 2025

Cyrano de Bergerac en Gira

 


Hay algo profundamente hermoso en ver cómo un clásico sigue respirando entre nosotros, cómo el teatro sale de los templos y camina por los barrios, las provincias, los auditorios, sin perder su alma. Cyrano de Bergerac de Edmond Rostand en traducción y adaptación de su director Willy Landin y con Gabriel “Puma” Goity al frente, logra ese milagro: llevar la poesía, la pasión y la herida del héroe hasta el corazón de la gente, sin artificios, sin solemnidades, pero con una teatralidad intacta, brillante, conmovedora.

Lo que sucede en el escenario es una comunión entre lo antiguo y lo vivo. La dirección —sensible, precisa, sin alardes— deja que el texto respire, que los cuerpos digan lo que la palabra no alcanza. Nada sobra, nada falta. El vestuario, la escenografía y la música dialogan con naturalidad, sin imponerse, dejando que la historia se despliegue con una frescura que hace olvidar los siglos que la separan de hoy.

El Puma Goity compone un Cyrano tan humano como trágico: su verbo es arma y refugio, la nariz, emblema y condena. Su interpretación combina humor, melancolía y una ternura feroz. Frente a él, y con ese gran equipo de artistas como y lo acompañan María Abadi, Mariano Mazzei, Ricardo Cerone, Daniel Miglioranza, Larry de Clay, Fernando Lúpiz, Pablo Palavicino, Hernán Jiménez entre otros artistas destacadísimos.  El amor, la guerra, la amistad, el sacrificio: todos los temas, siguen siendo nuestros abrazados y con dirección artística de Dolores Ocampo quien suma mucho a la magia y sensibilidad de esta pieza teatral. 

En el Auditorio de Belgrano, lleno hasta el último asiento, se sintió eso que solo el teatro puede producir: la respiración colectiva, el silencio expectante, y al final, la ovación de pie, como un abrazo y hasta la arenga de cancha pero en teatro. 

Es un placer ver un clásico que no envejece porque quienes lo hacen lo habitan con verdad. Cyrano de Bergerac sigue siendo, en esta versión, un espejo de lo que somos: los que amamos a destiempo, los que escribimos desde el anonimato, los que luchamos con palabras en medio del ruido.

Y ahí, en escena, el teatro sigue haciendo lo que mejor sabe hacer: recordarnos que estamos vivos. Excelente! (Meche Martínez) 


domingo, 12 de octubre de 2025

Una película sin Julie

Hay obras que logran envolver al espectador sin artificios, apenas con la potencia de una presencia, una voz, un piano, y el eco de una historia que respira entre luces y silencios. Una película sin Julie es una de esas piezas.

Lucía Gandolfo brilla en escena con una intensidad conmovedora. Su actuación tiene el pulso de lo cinematográfico y la verdad del teatro más vivo: una actriz que encarna, que canta, que habita la emoción sin excesos, con un registro interpretativo que combina humor, melancolía y una elegancia natural.

A su lado —o más bien, en una conversación íntima y musical con ella—, Fernando Albinarrate teje desde el piano una partitura emocional que sostiene toda la trama. No acompaña: dialoga. Su música no es fondo, es alma. Textos y canciones originales se entrelazan en un relato que parece construido con la nostalgia de lo que se perdió y la ironía de lo que aún puede recuperarse.

La dirección de Julio Panno (sí, el mismo de Personas, lugares y cosas) vuelve a demostrar su talento para explorar la fragilidad humana. Panno sabe mirar a sus intérpretes y darles aire para desplegar su universo. Su puesta, precisa y sensible, acentúa el carácter íntimo de la obra, donde cada pausa tiene sentido y cada gesto deja una huella.

La escenografía despojada de Ariel Hevia funciona como un espacio mental más que físico: un set sin cámara, un rodaje de la memoria donde los recuerdos se reescriben a cada canción. Todo está donde debe estar, sin adornos, pero con una funcionalidad poética admirable.

"Una película sin Julie" es, en el fondo, una metáfora sobre el arte y la ausencia, sobre lo que queda cuando el amor o la ficción terminan. Un homenaje a lo efímero, a los finales abiertos y a la belleza de seguir buscando. 


Una joya delicada y sincera que sucede cada martes a las 20:30 en la Sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza, para recordarnos que a veces el mejor cine ocurre sobre un escenario. (Meche Martínez)

 

 

Mika Solo Set

 


Producido por Orca Fims

Hay espectáculos que trascienden la escena y se convierten en un abrazo. “Mika Solo Set”, con la inconfundible sensibilidad de Manu Fanego, es uno de ellos. Lo que se despliega en escena no es solo una obra musical: es un ritual de humanidad, una pequeña fiesta de emociones donde lo íntimo se vuelve universal.

Desde el primer acorde, Mika —esa criatura escénica nacida en Frankfurt y renacida en cada ciudad que pisa— nos invita a entrar en su mundo: uno poblado de risas, confesiones, ternuras y fugas. Su acordeón no es un simple instrumento, sino una extensión de su cuerpo y su historia; un puente entre la nostalgia y el juego. Y Fanego, con su inagotable histrionismo, se transforma en un anfitrión generoso, de esos que abren la puerta y te ofrecen una copa de su alma.

Lo bello de “Mika Solo Set” es que, aun con su humor chispeante y su ritmo ágil, no deja de rozar la emoción más profunda. Las canciones brotan como pequeñas postales de vida: relatos que destilan filosofía y poesía, con esa sabiduría que solo otorgan los caminos recorridos con coraje. En la escena, Mika no interpreta: vive, cuenta, respira arte. Cada gesto, cada silencio, cada nota, parece tejido con una dulzura que desarma y una gracia que redime.

Bajo la co-dirección del mismo Manu Fanego y Jorge Thefs, el espectáculo encuentra un equilibrio admirable entre la comedia y la emoción, entre el relato y la música. Todo fluye con naturalidad, como si el público formara parte del viaje, sentado alrededor de una mesa imaginaria donde se comparten historias y canciones al calor de la confianza.

“Mika Solo Set” es una experiencia luminosa, de esas que uno quisiera que no terminen. Es un canto al ser diferente, al ser libre, al ser simplemente uno mismo. Y en esa libertad que Fanego despliega con maestría —jugando, cantando, contando, siendo— hay algo profundamente conmovedor: la certeza de que el arte puede todavía reconciliarnos con la vida.

Un canto luminoso a la vida errante. Una maravilla dulce, graciosa y auténtica, donde el humor y la ternura bailan juntos, y donde Manu Fanego confirma, una vez más, que lo suyo no es solo talento: es presencia, entrega y verdad.

 “Mika Solo Set” es un viaje hacia el corazón, guiado por un artista que sabe que la música —como la vida— solo tiene sentido cuando se comparte. (Meche Martínez)


Idea:
Mika De Frankfurt
Actúan:
Mika De Frankfurt
Vestuario:
Sandra Szwarcberg
Peinados:
Maru Garcia
Maquillaje:
Maru Garcia
Diseño de arte:
Uriel Cistaro
Música original:
Mika De Frankfurt
Letras de canciones:
Mika De Frankfurt
Stage Manager:
Lali AlvarezJuliana Ortiz
Diseño De Iluminación:
Jorge Thefs
Producción:
Orcafilms
Colaboración en dramaturgia:
Jorge Thefs
Puesta en escena:
Jorge Thefs
Dirección general:
Manu FanegoJorge Thefs

Lunes 6 de octubre a las 20hs en La Tangente (Honduras 5317, CABA).

martes, 7 de octubre de 2025

El Jorobadito – de Roberto Arlt

 


¿Por qué matar al jorobado? Solo quien ha habitado la soledad y el desconcierto puede comprenderlo. En esta versión, Claudio Pazos ofrece una interpretación magistral, de una precisión casi obsesiva, donde cada gesto, palabra y silencio son bisturí y herida a la vez. Con un virtuosismo corporal y emocional admirable, transita todos los cuerpos de la historia: el asesino, la amada y el propio jorobadito, en un despliegue que es pura metamorfosis teatral.

La dirección de Jorge Diez sostiene con delicadeza y profundidad esta travesía oscura, dotando de ritmo y tensión a cada instante. Su mirada, poética y rigurosa, transforma el espacio reducido en un universo de resonancias interiores.

La intervención coreográfica de Mecha Fernández aporta esa sensibilidad y brillo que amplifican el drama desde el movimiento: una danza entre la culpa, el deseo y la monstruosidad.

Con mínimos recursos escénicos, El Jorobadito se vuelve un rito íntimo y estremecedor.
Una pieza que confirma que el teatro —cuando es verdadero— puede transformar la locura en belleza. 
Teatro en su estado más puro. (Meche Martinez)

Intérprete:  Claudio Pazos. Dirección:  Jorge Diez. Diseño Coreografía de Mecha Fernández . Es en El excéntrico 18 (Lerma 420; CABA.) @elexcentricodela18 

 

Tengo la urgencia de irme – de Pablo D’Elía

 

Hay obras que no necesitan gritar para conmover. Tengo la urgencia de irme, escrita y dirigida por Pablo D’Elía, pertenece a ese tipo de teatro donde lo humano se muestra sin adornos: frágil, contradictorio y profundamente verdadero.

La trama, sencilla en apariencia, nos presenta a Martín, que huye cada vez que la intensidad lo desborda, y a Hermes, que busca poner palabras al caos para comprenderlo. En el pequeño espacio simbólico de un ascensor —metáfora del encierro, del encuentro forzado, del tiempo suspendido— ambos se ven obligados a mirarse y, en esa mirada, a enfrentarse con lo que significa amar: exponerse, arriesgar, perder, y aun así, seguir intentando.

Las actuaciones de Carlo Argento, Franco Riedel, Luna Sciutti y Hervé Segata son el corazón palpitante de esta puesta. Cada uno aporta una sensibilidad distinta, un tono, una respiración que hace creíble el universo de esta familia diversa, atravesada por los matices del amor contemporáneo. Hay verdad, hay entrega, y sobre todo, hay una escucha escénica que emociona.

La escenografía de Mariano Salvador Castillo resulta funcional y precisa, logrando que los espacios mínimos se expandan simbólicamente. La música original de Francesco Piubel acompaña con delicadeza y acierta en los silencios, mientras la iluminación de Magalí Perel subraya los estados emocionales con una sutileza que potencia el relato.

Pablo D’Elía logra una dirección sobria y sensible, donde el conflicto no se impone desde el dramatismo sino desde la humanidad. La obra se siente viva, cercana, necesaria: un espejo donde quienes convivimos o amamos en diversidad encontramos ecos, risas y heridas que nos pertenecen.

Tengo la urgencia de irme es, en definitiva, un homenaje al amor en sus formas imperfectas, un testimonio de que las familias no se definen por su estructura, sino por el coraje de permanecer —aun cuando todo invita a huir.  Una pieza bella, intensa y real. Teatro del alma. (Meche Martinez) 


 


EL MÉTODO KAIRÓS TEATRO
El Salvador 4530 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4831-9663
Web: 
http://www.elmetodokairos.com.ar
Entrada: $ 20.000,00 - Sábado - 20:00 hs - Hasta el 29/11/2025


lunes, 29 de septiembre de 2025

Isabel Allende en Buenos Aires


Por: Meche Martínez

Isabel Allende estuvo en el Teatro Cervantes, en la sala María Guerrero, la más grande y, al mismo tiempo, la más íntima. Así lo sentimos todas; éramos más mujeres que hombres. Vino a presentar Mi nombre es Emilia del Valle, su última creación de este 2025. Estoy segura de que no será la última: seguirá escribiendo hasta su último aliento, porque su vida está hecha de palabras.

La escuché hablar de su ritual: cada 2 de enero, con la vela encendida y la madrugada como aliada, comienza un nuevo libro. Y pensé: debería copiarla. Es tan graciosa, tan luminosa, tan armoniosa, que parecía estar haciendo un stand-up de la literatura. Con humor y ternura nos desarmaba, y nosotras, aprendices de El plan infinito, nos reíamos con la certeza de que cada chispazo de su voz enseñaba tanto como sus páginas.

Isabel Allende lleva consigo La casa de los espíritus, Eva Luna y sus historias; De amor y de sombra, junto al arrullo de Paula, que acompaña en La suma de los días. Hay en ella un Retrato en sepia, una memoria viva que se expande Más allá del invierno, que navega como un Pétalo de mar, coloreada en Violeta, llevada por El viento que conoce mi nombre, invocando a Afrodita y rodeada de Mujeres del alma mía.

Mientras la escuchaba, sentí que Isabel me abrazaba. Yo le hablaba y le hablaba, y ella, con una voz que es mandato y caricia, me gritaba: “¡Escribe, escribe, niña!”. Y eso hago. Y eso haré.

Gracias, Isabel Allende. 





viernes, 26 de septiembre de 2025

Le Frigó de Copi, dirigida por Tatiana Santana

 


En el escenario del Teatro Picadero, la heladera roja resplandece como un oráculo moderno. No es un simple electrodoméstico, sino un enigma que Copi instala en el living de Madame L para abrir la grieta entre lo cotidiano y lo desmesurado. Desde ese instante, todo se precipita hacia un viaje donde lo absurdo se confunde con lo inevitable y lo hilarante se tiñe de melancolía.

Tatiana Santana dirige con una delicadeza feroz, logrando que el vértigo del disparate conviva con una sensibilidad que estremece. Su mirada abraza a Copi con respeto y osadía, como si desplegara un espejo que devuelve lo más humano en medio de lo grotesco. Cada entrada, cada silencio, cada irrupción sonora lleva la marca de una orfebrería invisible, esa que hace posible que el caos se vuelva obra de arte.

La música de Rony Keselman atraviesa la pieza como un pulso secreto, un latido que enciende el aire y acompaña las metamorfosis de un intérprete fuera de serie: Manu Fanego. Él, con la ductilidad de un camaleón y la pureza de un ángel, encarna diez almas distintas sin jamás perder la fragilidad y la hondura de cada una. Su cuerpo es un relámpago, su voz un caleidoscopio. Fanego no actúa: habita, transpira, se desdobla y se entrega hasta dejar al espectador con la certeza de haber visto algo irrepetible. Hijo de tigre, sí, pero también dueño de una luz propia que ilumina como pocas veces se ve en la escena porteña.

Le Frigó es un banquete ácido y tierno, una carcajada que sabe a herida, un viaje delirante que nos recuerda que la identidad, la soledad y la resiliencia no se piensan: se atraviesan. Y en ese atravesar, lo absurdo se vuelve revelación.

Imperdible. De esas funciones que, si la fortuna nos acompaña, debemos volver a ver siempre. Porque Manu Fanego en escena es un regalo, y porque Copi, a través de la mirada de Santana, nos devuelve la certeza de que el teatro puede ser, a la vez, un abismo y una caricia.

En el Picadero, la heladera de Copi guarda no alimentos, sino memorias, risas, lágrimas y espejos. Abrirla es asomarse a un mundo donde la vida, con todo su disparate, se vuelve poesía. Excelente (Meche Martinez)

Libro: Copi

Traducción: Guadalupe Marando

Actúan: Manu Fanego

Peluquería Teatral: Mónica Gutierrez

Diseño de maquillaje: Adam Efron

Diseño de vestuario: Uriel Cistaro

Diseño de escenografía: Ro Lamas

Realización de escenografia: Ro Lamas

Realización de vestuario: Patricia MizrajiTiti SuárezLuisa Vega

Realización de objetos: Barroqua

Realización de títeres: Gerardo Porión

Música original: Rony Keselman

Diseño De Iluminación: Magdalena Berretta Miguez

Fotografía: Atomobit

Diseño gráfico: Nacho Albani

Asistencia De Producción: María Eva Moreno

Asistencia de dirección: Marianela Dollera Albarracín

Prensa: PrensópolisAlejandra Pia Nicolosi

Community Manager: Juan Martín Giménez

Producción ejecutiva: Marianela Dollera Albarracín

Producción general: Raúl S. Algán

Coreografía: Valeria Narvaez

Dirección general: Tatiana Santana

TEATRO PICADERO
Pasaje Santos Discepolo 1857 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: (+54 11) 5199 5793
Web: 
http://www.teatropicadero.com.ar/
Entrada: $ 33.000,00 - Domingo - 16:00 hs - Hasta el 28/09/2025

 

Cyrano de Bergerac en Gira

  Hay algo profundamente hermoso en ver cómo un clásico sigue respirando entre nosotros, cómo el teatro sale de los templos y camina por los...