“Hay que verla en el cine”, me dice un amigo que ya fue y que se emocionó igual que yo. Y cómo no hacerlo si es la candidata nuestra para competir en los Oscars, pero ya anduvo paseando por festivales internacionales como Venecia o San Sebastián. Inolvidable el aplauso extenso para nuestros compañeros argentinos y el llanto conmovido de Ricardo Darin, uno de sus protagonistas.
Claro, hablar de
la historia Argentina no es para cualquiera, hay que sentir la bandera, la
tierra, la sociedad y a nosotros, tan especiales, tan sensitivos, tan
particulares. Es una producción millonaria, pero si ven la reconstrucción
histórica que tiene, sabrán valorar tanta inversión. Amazon Prime, Kenya Films,
Infinity Hill, una ardua investigación
de la mano del propio Mariano Llinás, co-guionista junto a especialistas en
derecho como Jaime Malamud Goti y Carlos Nino, y sumando a Martín Rodríguez y Federico Scigliano, porque
a los que escriben hay que nombrarlos a todos. Todos ellos componen la profunda
literatura fílmica de la nueva película de Santiago Mitre.
Anahi Martella |
Sin dudas, hay que destacar los segundos memorables que utilizan con distinción Anahí Martella (madre de plaza de mayo), Paula Rasemberg (secretaria de Strassera), Claudio Da Passano (quien compone hermosamente a Carlos Somigliana), Toti Bengoechea (desplegando esa joven que pone el cuerpo en la lucha por la verdad), Marcelo Pozzi (en un ser despreciable maravillosamente compuesto), Guillermo Jacubowich (personificando al hormiga), Brian Sichel (contundente), y Laura Paredes (en una declaración que logra provocar dolor por empatía). Y nombro estos artistas porque sus instantes son contundentes e inolvidables.
Durante la década de 1980, un
grupo de abogados investiga y lleva a juicio a los responsables de la dictadura
cívico-militar argentina.
La película hace hincapié en lo humano, el don de gente
de Strassera y de Moreno Ocampo, tienen grandes momentos de humor pese a todo,
avanza con suspenso en instantes intensos y de modo llevadero, te muestra lo
tremendo que ocurrió en Argentina durante la dictadura y sus operativos por
aniquilar seres humanos, tanto en lo físico como en lo emocional. Ninguno de
esa generación, ninguno, fue igual después de haber atravesado ese régimen
militar. El cine estaba pleno de gente joven que desconoce totalmente lo
ocurrido y seguramente lo ha leído en alguna que otra página de Internet,
contado así, genera conciencia de verdad nuevamente. Somos la única sociedad
que civilmente enjuició a los militares, y que esta película, Argentina 1985, lo recuerde es un paso a una argentina un
poquito mejor. Es muy emotiva para todos y llega al alma. ¡Excelente! Para ver
más de una vez. (Meche Martínez)
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