Fue en el
Teatro Roma de Avellaneda, majestuoso lugar dirigido por Victoria Onetto, donde
volvió a aparecer la gran Juana Azurduy dentro del alma de Luisa Kuliok. Poniendo
el cuerpo, la hizo revivir, y trajo los valores de esta gran patriota por un
ratito a la sala, quizás para reafirmar que la patria se defiende con
entusiasmo, pero la tierra y la cosecha la van a defender con desesperación,
porque la tierra es de quien la trabaja y eso ya no debería generar dudas.
Pero resulta
que hoy, con un golpe de estado en Bolivia, una amenaza de muerte a Evo Morales
y un destierro de él, y su familia, esta historia de la tierra – los derechos –
la sociedad igualitaria – y el amor por el país que nos vio nacer, trae otro
significado a esta aparición de esta versión de Juana Azurduy. Brillantemente adaptada
por la talentosa Rosa Celentano, que además dirige a estos misioneros de la
escena, Roberto Romano personifica al abogado, y bien sabe él su lugar en el
mundo y su rol fundamental con la palabra y la acción en el escenario y en la vida.
Claro que esta
puesta tiene una ideología política profunda y contundente, que la protagonista
no es solamente una heroína latinoamericana, que logró ser Teniente de los
ejércitos patriotas para demostrar su razón de lucha por la emancipación del dominio
español en la época de la colonia. No, no es solo eso.
La obra muestra
el proceso de Juana Azurduy (Luisa Kuliok), y su abogado - ¿defensor? –
(Roberto Romano), donde juntos hacen un recorrido por los valores, las
batallas, los ideales, la necesidad de libertad, su sentido de justicia, su
deseo de lograr una patria justa y equitativa, donde los pobres no sean ni
marginados ni excluidos. En el medio expresa cuestiones personales, como el
dolor por la pérdida de sus hijos, y su gran amor a su esposo Don Manuel
Asencio Padilla.
Las actuaciones
de ambos actores son sublimes, el rol de Roberto Romano donde en principio uno
siente que es un torpe ambicioso y después con el avance de la narración, y una
sutileza única de composición, se van viendo los hilos de este ejemplar de la
justicia, solo el actor lo ha logrado.
Luisa Kuliok es
el cuerpo de Juana Azurduy. Una mujer de pensamiento fiel y coherente,
arraigado a la lucha, a la justicia y a los ideales, inspiradora y despojada de
beneficios personales, hablo de Luisa en la piel de Juana, hablo de Juana,
hablo de Luisa que más allá de componer con estilo este personaje en
particular, le calza a la perfección porque la actriz abraza casi todos esos
ideales. Al finalizar la función Kuliok dedicó unas palabras al público antes
de este desastre que ocurrió en Bolivia, y mucho tenía que ver con esto que hoy
pasa, una aventurada.
Silvio Gómez
Bidegain creó una música tan sensible que acompaña al relato y al lenguaje, se
siente más de lo que se ve.
Rosa Celentano
realiza una dirección sublime de actores
y una puesta teatral, que más allá de haberla adaptado e imaginado,
también pone allí su espíritu de mujer de batallas.
Una obra
teatral necesaria, más en estos tiempos en que tanto se quiere comprender. Dijo
Luisa Kuliok a Página 12: “Todos tenemos
sombras, miserias, cometemos errores, pero también sabemos que hay una manera
de dominar nuestros propios demonios”, para
eso hay que Saber, Profundizar y Mirar la historia para Aprender. ¡Para ver una
y mil veces! ¡Brillante! (Meche Martínez)
que mas se puede agregar a las palabras de la Sra, LUISA cuya excelente actuacion junto a su esposo realizaron de esa mujer extraordinarua que lucho por la libertad ,Doña JUANA AZURDUY,y que ahora mas que nunca se debe valorar . teniendo en cuenta las atrocidades que estan sufriendo nuestros hermanos Chilenos,Bolivianos y gran parte de Latinoamèrica!!!
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