La obra de Mariela Asencio siempre ha sido brillante. Nunca he salido del teatro insatisfecha después de ver una presentación en la que ella participe como protagonista, dramaturga, directora, o en esos tres roles a la vez, porque Asencio es así: una trabajadora incansable y completa. Sin embargo, en "Un cuerpo anímico" ocurre algo especial que marca un giro en su carrera. No es solo la verdad que transmite la propuesta, sino la entrega total y brutal que Asencio despliega en escena, exponiendo su alma y su experiencia sin reservas.
Todos hemos tenido una madre, una
amiga o, como en mi caso, hemos transitado por un camino similar, acompañando
en las primeras dos experiencias y, gracias a la vida, superando la última.
Pero la VERDAD que esta obra ofrece, una verdad que sana a TODOS, es algo que
nunca había visto en mis 28 años como amante compulsiva del teatro. Por eso,
desde mi perspectiva crítica, afirmo que esta es, sin duda, LA OBRA DEL AÑO.
La
critica
"Un
cuerpo anímico" es un testimonio poético sobre la intersección de la
enfermedad y la vida diaria, llevado a escena con una sensibilidad y
profundidad que conmueve desde el primer instante. Mariela Asencio, quien
también actúa en la obra, nos entrega un retrato íntimo y crudo de la relación
entre una madre y su hija, envueltas en un cotidiano atravesado por la
enfermedad. La dirección de Paola Luttini brilla al crear un espacio donde lo
anímico y lo físico se entrelazan en una coreografía emocional que trasciende
la simple representación teatral.
Asencio
encarna a una hija que, mientras lucha con su propia fragilidad, se enfrenta a
la monumental tarea de cuidar a su madre, interpretada con una calidez
desbordante por Cristina Maresca. Maresca, en su papel de madre, ofrece una
interpretación que va más allá de lo anecdótico, entregándonos una figura que,
aunque debilitada por la enfermedad, no pierde su fuerza anímica. Su presencia
es un ancla emocional en la obra, que refuerza la dualidad entre lo que el
cuerpo puede y lo que el alma desea.
La
dirección de Luttini es un elemento clave que eleva la narrativa. Su habilidad
para manejar los tiempos y el espacio escénico permite que la historia fluya
con un ritmo que, aunque marcado por la tristeza, también tiene momentos de
esperanza y ternura. Las transiciones entre lo íntimo y lo universal, entre el
amor y el dolor, son tratadas con una sutileza que hace que el espectador se
sienta parte de esa relación tan particular entre madre e hija.
El guion,
también de la autoría de Asencio, es una reflexión sobre nuestra relación con
la enfermedad en una sociedad que idolatra la productividad ilimitada. Las
preguntas que plantea —¿Cómo se relaciona un cuerpo enfermo con este mundo?
¿Cómo se enfrenta lo finito en un mundo que se cree ilimitado?— son profundas y
actuales. La obra no ofrece respuestas fáciles, sino que nos invita a un
espacio de introspección sobre nuestra propia vulnerabilidad y la manera en que
enfrentamos la fragilidad humana.
"Un
cuerpo anímico" es, sin duda, una de las piezas teatrales independientes
más destacadas del año. Su capacidad para tocar el alma del espectador, su
interpretación honesta y la brillante dirección de Luttini hacen de esta obra
una experiencia teatral imprescindible. Mariela Asencio y Cristina Maresca nos
recuerdan que, incluso en los momentos más oscuros, el vínculo humano puede ser
una fuente inagotable de luz. EXCELENTE… (Meche Martínez)
Actúan:
Mariela Asensio, Cristina Maresca
Escenografía:
Giuliano Benedetti
Audiovisuales:
Mariela Asensio
Diseño gráfico:
Mariela Asensio
Asistencia de
dirección: Emanuel González
Prensa:
AGENCIA AB -
Alejandra Benevento
Producción
ejecutiva: Antonella Schiavoni
Teatro El extranjero
Valentin Gomez 3378, jueves 20:30 hs
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